Terror en el romance.
Tengo que aclarar, antes de empezar, que yo vi Bly Manor sin haber visto Hill House (es difícil analizar el género de terror cuando ves la película o serie con medio ojo volteando al techo para recibir lo menos posible el golpe del susto). Empiezo con esto porque sé que muchas personas están decepcionadas o hasta enojadas por esta segunda entrega en la saga de antología de The Haunting, y al no ser mi caso, probablemente la haya visto con otros ojos. Aclarado esto, puedo decir que The Haunting of Bly Manor superó todas las expectativas que tenía al empezar.
La primera pregunta que le hice a alguien, que me dijo que le encantaba Hill House, fue: ¿Me voy a asustar? (Insisto, soy un cobarde). Es bueno saber esto si no has visto Bly Manor, porque no es una serie que te va a sacar los clásicos sustos baratos que tristemente redefinieron al género hace unos años. Los llamados jump scares. A pesar de que la premisa te haga pensar que así será. Dani Clayton (Victoria Pedretti) es contratada para ser la au pair de dos niños, Miles y Flora, que recientemente quedaron huérfanos y viven en una mansión del siglo 16. Poco después de su llegada se empiezan a revelar los misterios de Bly.
Los elementos de terror están presentes, pero su función no es asustarte, sino darle las ruedas a la historia para que pueda seguir avanzando y tenga una explicación. El género correcto de Bly Manor es romance gótico, y es que cuando vas desenvolviendo las diferentes historias y los puntos se van conectando, el creador de la serie Mike Flanagan nos regala un drama de amor y aflicción. Y es aquí cuando entiendes la razón de ser de los fantasmas y la mansión embrujada y cualquier otro elemento de terror que encuentres. No te asustan por asustar. El verdadero miedo está en cómo no te dejan de salir de tu duelo.
Esta historia no podría funcionar sin un guion tan bien construido, pero son las actuaciones las que llevan a Bly Manor a ser más que una simple historia de fantasmas. Dani es una protagonista un tanto inconsistente al principio. Si bien es fácil de empatizar con ella por lo difícil que debe ser cuidar a dos niños en una enorme mansión, no nos da mucho más para atraparnos. Sin embargo, cuando empezamos a adentrarnos en su historia personal, y en paralelo los sucesos de Bly la llevan a su punto de quiebre, Pedretti brilla y se convierte en un gran personaje. Su química con Flora (Amelie Bea Smith) es muy natural y brillante de parte de las dos actrices.
Los dos personajes que para mí son el los más destacados son Hannah (T’Nia Miller) y Miles (Benjamin Evan Ainsworth). Hannah es un personaje muy fácil de querer, pero con una historia de su pasado que da para uno de los mejores episodios de la temporada y todo de la mano de una increíble actuación de Miller. Ainsworth como el pequeño Miles es escalofriante, molesto, y a veces hasta gracioso, y digo todo esto de la mejor manera. Lo que logra con su actuación es increíble para cualquier actor, ni se diga uno de 10-12 años (no logré encontrar cuantos años tiene exactamente).
Otro de los puntos más fuertes de Bly Manor es en su diseño de producción y cinematografía. En pocas palabras: la serie se ve espectacular. Está llena de secuencias muy oscuras pero que se terminan viendo increíble, cuando fácilmente pudo haber fracasado en esto y nos dejaba preguntándonos “¿que acabamos de ver?” (te estoy viendo a ti, Battle of Winterfell). Técnicamente el equipo de producción se luce y a esto lo acompaña una gran banda sonora que te hace sentir como su respectiva escena o secuencia quiere que te sientas.
Donde Bly Manor sufre es en el ritmo general a lo largo de la temporada. Hay escenas que se sienten como si no aportaran mucho a la trama y esto puede llegar a afectar mucho a algunos episodios. Son escenas que dan buenos momentos de tensión o hasta miedo, pero cuando terminas si tiene que pensar uno si en realidad había necesidad de tomarse el tiempo en esos eventos o si pudieron haber hecho uno o dos episodios más corta la temporada.
The Haunting of Bly Manor no era para nada lo que esperaba. Tiene más corazón de lo que jamás pensé que podría tener una serie de su género y en sus buenos momentos, brilla y mucho. Para bien o para mal, es una de las grandes sorpresas de este año y me quedan muchas ganas de ver que otras historias nos puede contar Mike Flanagan con esta serie de antología.
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