Si la rama del gobierno tiene la misma ejecución que la serie, lo mejor será permanecer en la Tierra.
Steve Carell y Greg Daniels son dos nombres que cuando sean mencionados juntos, pensaremos inmediatamente una de las mejores series de comedia que hemos visto. Daniels como creador, Carell como el icónico Michael Scott. El éxito que tuvieron con la versión americana de The Office es innegable, pero es de esos éxitos que son lo que nos gusta llamar “una bendición y una maldición”. Cuando fue anunciado que estos se volverían a juntar para desarrollar una serie de comedia sobre la rama de gobierno, Fuerza Espacial (en verdad existe, no es un invento de Netflix), pensaríamos que sería una mezcla de The Office con Parks and Recreation. Carell como un jefe inepto, pero de buen corazón, ahora en una oficina de gobierno. ¿Qué podría salir mal? …Muchas cosas.
Space Force no es The Office, ni intenta serlo. Esa es la piedra con la que por siempre tendrán que cargar Daniels y Carell. Sí, los dos han seguido teniendo carreras notorias, Carell inclusive siendo nominado a un Oscar por su papel en Foxcatcher. Sin embargo, al juntarlos para una serie de comedia hizo inevitable que los fans no se emocionaran por otra posible obra maestra o algo cercano. La realidad es que esas son expectativas injustas para cualquiera, pero los problemas de esta serie no se quedan en lo que el espectador esperaba, sino van mucho más allá. Con lo que terminamos, es una serie sin identidad y tratando de lograr más de lo que alguien podría en 10 episodios de 30 minutos cada uno.
Space Force gira alrededor del General Naird, interpretado por Carell, quien es asignado con la tarea de ser el encargado de establecer la nueva rama de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. En un salto de tiempo después de recibir la noticia, vemos ya establecida la fuerza espacial, operando en una nueva base construida en medio de la nada.
La serie nos muestra que la operación de la Fuerza Espacial es, como todo lo americano, una base equipada y construida para que superficialmente sea impresionante y de primer nivel, operada por gente que te hace dudar de la capacidad de elección de los altos mandos. Aquí nos encontramos con el primer problema de la serie. Todos sabemos que una rama de fuerzas armadas en el espacio suena (y seguramente es) ridículo, pero los guionistas buscan recordártelo con comedia poco inteligente y diálogos muy “en tu cara”. Lo que ya sonaba ridículo en la vida real termina siendo hasta irreal en la televisión. La personalidad de los personajes de fondo termina siendo el ser tontos e inútiles por el hecho de ser chistosos. Si bien algunas de estas tonterías pueden provocar risas, no regala momentos memorables.
Los protagonistas sufren por igual de una falta de personalidad y carisma que esperas de una buena sitcom. Donde más notorio es esto es, tristemente, en el protagonista central el General Naird, quien tiene que vivir con una inconsistencia en el guion de su personaje. No es que la interpretación de Carell sea mala (tampoco es muy buena), sino que los escritores no supieron que hacer con él. Dentro de un mismo capítulo puede pasar de ser la persona más inteligente e imponente en el cuarto, a ser la más incompetente. Todo depende de quién lo rodeé en ese momento.
Tampoco podemos apreciar mucho desarrollo en su personaje. Lo único que sabemos de él es que su esposa Maggie (Lisa Kudrow) está en la cárcel por una razón desconocida, y que vive con su hija Erin (Diana Silvers), quien odia haberse mudado a una base militar en el desierto y no se ha logrado adaptar, lo que resulta en una relación algo distante con su padre. Cabe mencionar que lo poco que vemos de Carell y Kudrow, hay algo de química y tienen un matrimonio creíble a pesar de las circunstancias. Sin embargo, cuando la serie intenta explorar la relación con Erin se queda muy corta e inconsistente, con puntos de trama que parece son olvidados de un episodio a otro.
Este es un problema recurrente en Space Force. En 10 capítulos se busca explorar muchos puntos y relaciones que se sienten distantes una de la otra y a la hora de obtener resultados (si es que se llegan a obtener) se ven apresurados o no merecidos. Las sitcoms nos tienen acostumbrados a ver episodios independientes y con trama propia, pero por lo regular vemos un hilo conductor a lo largo de cada temporada. No es el caso con Space Force a pesar de que la serie quiera creer que sí, incluso dejándote con un final de temporada inconcluso que honestamente no va a dejar intrigadas a muchas personas.
Con todo lo mencionado, no todos los personajes sufren de una falta de personalidad. Fuck Tony (Ben Schwartz), quien es el director de redes sociales y comunicación de la Fuerza Espacial, se siente muy real y adecuado a la época. Sus maneras poco convencionales y fuera del lugar de donde trabaja son un aire fresco a los comandantes militares tan unidimensionales. El mismo contraste se siente con el Jefe Científico, Dr. Adrian Mallory, quien es interpretado de manera bastante entretenida por John Malkovich. Mallory y su equipo de científicos son unos genios atrapados entre las ineptitudes gubernamentales. Su personaje representa muy bien las frustraciones que probablemente sienten los ciudadanos con las decisiones cuestionables de sus líderes.
Podría ser injusto esperar que todos los personajes de una serie sean bien establecidos, ni se diga desarrollados, pero el problema de Space Force no está en las individualidades de sus personajes sino en las relaciones entre ellos afectadas por un espacio de trabajo demasiado grande. Las comedias regularmente tienen uno o dos lugares que reúne a sus personajes en algún momento de cada capítulo. Esto no es en vano, sino que permite que en algún punto u otro cada personaje pueda interactuar con el resto, desarrollando así las relaciones entre los protagonistas y de todo el grupo. La oficina en The Office, Central Perk y el departamento de Monica en Friends, las tres casas en Modern Family. Aquí no es el caso. La base es demasiado grande y llena de gente que difícilmente permite que los protagonistas tengan razón para interactuar y desarrollarse de manera constante.
Entre tanta expectativa por los nombres que la respaldaban, Space Force llegó de manera muy decepcionante. No se sabe todavía si habrá segunda temporada, pero al menos la historia deja abierta la posibilidad. Con personajes con falta de personalidad y poca química entre ellos, episodios que llegan a lo ridículo en historia e incluso dirección, y chistes poco inteligentes que dan para pocas risas, este original de Netflix no tiene un despegue exitoso.
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