Tortura Pop.
Si una cosa es verdad en esta vida es que la nostalgia vende. Llevar al espectador, o lector, en un viaje a la década de los 80s o 90s te asegura que al menos tendrás una audiencia de tamaño que podamos considerar como un “éxito”. Stranger Things. Wonder Woman 1984. It. Ready Player One. Este último siendo el predecesor con un gran éxito tanto en venta de libros como en taquilla. Y claro, si la formula le funcionó tan bien a Ernest Cline esa primera vez, ¿por qué no habría de utilizar su enorme creatividad para enlistarnos todas las referencias de cultura pop que se sabe de memoria…perdón, para escribir una secuela?
Honestamente a mí me gustó Ready Player One. Era un sueño de todo geek en este nuestro mundo real, y la secuela era inevitable. Ready Player Two comienza solo unos días después de que Wade Watts gana la competencia de las tres llaves, y se convierte en el heredero del creador del OASIS, James Halliday. No transcurre mucho tiempo antes de que Wade descubra que Halliday dejó un último regalo a la humanidad. El ONI (Oasis Neural Interface), el cual te permitiría entrar al OASIS conectando tu cerebro, para que no solo puedas ver ese mundo, sino también vivirlo con todos tus sentidos. Watts decide hacer público el ONI, venderlo, y convertirse en la persona más rica del planeta. Y ahí es donde perdemos a nuestro protagonista.
Si algo tenía Wade en la primera novela es que era alguien con quien nos podíamos relacionar. Su vida era lejos de ser perfecta, y era un simple “fanboy” de la cultura pop que disfrutaba de sus videojuegos, usándolos como un medio de escape. En RP2 tenemos un personaje completamente diferente, que honestamente veo difícil que alguien pueda querer. Es pedante, soberbio, y se queja de sus “haters”. ¿Cómo que no me aman? ¿No están viendo que dono a buenas causas mucho de mi dinero? Normalmente queremos ver a nuestro protagonista crecer. Sea en una película, serie, libro, cómic. ¿Cuándo un personaje no es desarrollado? Eso normalmente es malo. Pero Cline logra lo imposible, y el desarrollo de Wade Watts es más bien un retroceso.
El resto de los personajes como Aech, Shoto y Art3mis, pues, ahí están viviendo su vida. Honestamente están en un punto muy poco original para una secuela. Ya sea o “salvando” al mundo con sus billones de dólares, o viviendo en una mansión con su esposa e hijos. Personajes secundarios tan interesantes que hasta aquí me dejaron sin palabras.
Sin entrar a spoilers, la trama gira alrededor de otra aventura en donde tienen que encontrar no tres, sino SIETE artefactos, pero ahora para salvar al mundo de una amenaza que raya en la parodia. No solo es el mismo concepto que el libro anterior, pero ahora leemos todavía menos del mundo real. Esto causa una especie de efecto deus ex machina en la que todos los problemas son dentro del OASIS, así que Cline puede recurrir a lo más ridículo para resolver cualquier enredo que se haya encontrado mientras escribía su secuela.
Las referencias de cultura pop fueron las que terminaron de atrapar a muchos lectores en RP1. En RP2 estas mismas referencias se multiplican y te atrapan, pero no de la manera que esperas. Es más como un sentimiento de estar atrapado detrás de las rejas de Azkaban, la cárcel de los magos que vemos en Harry Potter y el Prisionero de Azkaban, escrito por J.K. Rowling y adaptado a la pantalla grande por Alfonso Cuarón. ¿Crees que lo que acabo de hacer sonó pretensioso? Pues eso es este libro en su totalidad. 50 páginas del perfil de IMDB de John Hughes, después otras 30 de la página de Wikipedia de Prince. Cline parece un troll de internet queriendo demostrar que sabe más que todos, corrigiendo comentarios en un video de YouTube o burlándose de los fans de Marvel que “ni han leído los cómics”.
Ready Player Two no solo es un desastre, pero es cansado leerlo. Son casi 400 páginas de referencias que no aportan absolutamente nada a la historia ni a sus personajes. En momentos llegas a dudar si Ernest Cline está escribiendo una parodia de su propio libro. Si bien tiene conceptos que a primer vistazo son interesantes, la ejecución es ridícula. Ojalá hubiera aprendido de Joe y Anthony Russo, directores de una de las mejores secuelas de la historia en Captain America: The Winter Soldier, protagonizada por Chris Evans, Scarlett Johansson y Anthony Mackie.
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